Ignacio Echapresto
Venta Moncalvillo. Placer y deleite con la maestría de Ignacio Echapresto
Pablo García-Mancha
Periodista
La cocina de los hermanos Echapresto, Ignacio y Carlos, ha cimentado su evolución en conceptos evidentes y absolutamente pegados al territorio, la austeridad en el número de ingredientes en cada elaboración, el compás con las estaciones y la destilación absoluta de los sabores.
Pues bien, en esta décima temporada con estrella Michelin, Carlos e Ignacio han afinado sus conceptos hasta un extremo de delicadeza máxima para lograr sin aparente esfuerzo pero con toneladas de horas de trabajo, una nitidez en los sabores que suponen la evolución de una de las cocinas más creativas y sobresalientes de gastronomía riojana a través de un homenaje exquisito a las verduras y a un sostenido minimalismo en los platos.
Sabor y elegancia.
Equilibrio en las formas, profundidad en platos en los que la aparente desnudez se queda en eso, en aparente, porque las elaboraciones no avasallan en las presentaciones ni en los enunciados pero que traslucen una búsqueda sin final. Los productos y la sublimación de equilibrios hace que los platos funcionen, y de qué manera en el paladar, sin desdibujar ni un ápice la raíz, el sabor (que nunca se disfraza) jugando con elementos potenciadores de las sensaciones en boca con texturas que alimentan la noción de mordida o la complejísima de comer algo etéreo.
Verduras de su huerto, préstamos de otras latitudes como el Huacatay, los hongos como eslabón a su propia tradición y a su territorio y productos del mar -vieiras, salmonete o lubina- sin la presunción del lujo. O la carne de vaca negra serrana, una delicadeza riojana casi ignota.
Ignacio ha dispuesto dos menús que comparten los entrantes y solo dos platos. El primero se denomina Luna Creciente, pero nosotros nos lanzamos al Luna Llena, más largo, en el que las verduras alcanzan un protagonismo y una profundidad asombrosa.
Comenzamos con Cardo, vieras y la almendra tostada.
La Coliflor, el salmonete y huatacay.
La Calabaza, níscalos y garbanzos
Dos pescados.
Dos carnes.
Venta Moncalvillo termina el menú con tres postres maravillosos:
Los platos
01 Cardo, vieras y la almendra tostada
02 Coliflor, el salmonete y huacatay
03 Calabaza, níscalos y garbanzos
04 Habitas, huevo y trufas
05 Lubina con pimientos y trompetas
06 Alcelga con callos de Bacalo y Comino
07 Cuello de cordero con Symellis
08 Vaca a la Parrilla, coles, encurtidos y patata.
09 Espinacas y piñones
10 Vino El Arca-Queirón