Una de las claves de Queirón es el trabajo varietal, el esfuerzo por la recuperación de espacios para la vid y de técnicas en las que unimos la tradición y la innovación en nuestros viñedos. Nos encontramos con una amalgama riquísima de posibilidades. Garnachas centenarias, garnachas de veinte, treinta, cuarenta años en viñedos a 600 metros. Gracianos nuevos en altura, tempranillos idílicos encaramados en las cumbres de la Sierra de Yerga y variedades como el tempranillo blanco o la maturana blanca que se irán incorporando a los vinos de Queirón. Soñamos porque somos felices en la viña.