La
Perdida

La Perdida se llama así porque es una viña difícil de encontrar en un laberinto de caminos y veredas que desembocan en una yasa, que es como en esta zona de Rioja Oriental se evoca el recuerdo del lecho de un río que solo entiende de agua en las tormentas inesperadas en las raras ocasiones en las que se desborda la madre. La yasa es una cicatriz en el terreno, un barranco con dos orillas de tierra y limos. En ese perfil se asoma La Perdida, una viña evocadora y emocionante

Garnachas bajitas,
viejas,
silenciosas

Llegar a La Perdida supone una pequeña aventura y aparece tranquila, como dormida en soledad, cuando creemos que nos hemos equivocado de sendero. Estamos ante una finquita escueta, estrecha, de apenas dos hectáreas dividida en sendas terrazas con una asombrosa pendiente de quince metros desde su zona más baja hasta la cabecera del terruño. Garnachas bajitas, viejas, silenciosas y en apariencia inconmovibles. Garnachas uncidas a sus raíces profundas desde hace décadas lo que las convierten en verdaderas esculturas aferradas al terreno y con afán de eternidad.

Quel

Inasequible
exposición
al solano

Su ubicación, en el paso de una vieja Cañada Real que unía Soria con Quel, le otorga un carácter histórico que refuerza una tradición de viticultura profunda que se subraya con su conducción en vaso de largas hileras, de inasequible exposición al solano y con increíbles contrastes de temperatura entre el día y la noche.

Datos técnicos

Paraje Viñedo La Perdida
Altitud 620 m.
Variedad Garnacha
Superficie 0,67 Ha.
Conducción Vaso
Año de plantación 1993
Marco de plantación 2.90 x 1.10 m.
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Sacacorchos

Mi Lugar

2018

Alegoría de Quel

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Queirón